martes, 5 de agosto de 2008

QUE VIVA LA MUSICA

Desde la memoria llegan los ecos de tantos y tantas que nunca concibieron un acercamiento al cine que no fuera siguiendo sus pasos; como si no fuera posible hacerse a la vida sin ese apego a los mitos urbanos de creacion reciente y sin embargo ya apergaminados; sin ese apego a las vueltas de perro antes de echarse a dormir, como si la vigilia debiera espantarse, conjurarse, avisarse; sin ese apego a las palabras de otro que reafirman lo propio, ó, al reves, sin ese apego a las palabras de uno que no hacen sino repetir las palabras de otro; Sin esa necesidad de buscar responsables para las propias desiciones.


Ahi queda...

Ole Carlos Arnulfo, andas por ahí, que bueno sería encontrarte alguno de estos días.

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