miércoles, 27 de abril de 2011

LA IRA DE DIOS


Por las buenas venturas del face, una excelente recomendación de Luis Ospina: un artículo de Sandro Romero en la Revista El Malpensante; simplemente genial para quienes adoramos la tramoya de hacer cine, aún más que el centelleo de la luz en la sala oscura. Ahí les va.

CAMINO AL CINE, NO AL DE LA ESQUINA QUE AYER LO CERRARON

Justo ayer, en horas de la tarde, esquilmándole un tiempo al trabajo, ese tirano, nos ha dado por hablar con un amigo sobre los imperativos de producción de la industria, ¿puede llamarse industria? del cine colombiano. Nos ha dado por hablar de la mezcla del documental con la ficción y de la necesidad personal de ciertos creadores de unir estos dos géneros en experiencias no siempre afortunadas y que por momentos lindan más con el mercadeo que con la búsqueda creativa.

Pues bien,  como del aire surge este artículo sobre la propuesta visual de  Yuleine Olaizola, leída luego de seguir un link de los que aparecen sobre cine al costado de esta página, ¿los han visto? 
  http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5h9AkbQ0KveW-AnaXuq1sXiSDbxTQ?docId=1517552 ,  de cuya lectura, luego luego, se desprende que, bueno, la propuesta creativa de nuestros realizadores no lo es tanto y que la mezcla documental y de experiencias de vida con la ficción es un movimiento con algo de recorrido, sobre todo en los festivales de cine, que concita la reflexión mas hacia los mecanismos de producción que a los de creación. 

Los de producción por lo que es allí en donde más impacta la decisión del creador, pues si mantengo escenarios y actores naturales los costos derivados de su intervención serán mucho menores de los requeridos por producciones que requieran otro tipo de decorados y efectos, dejando de esta manera un margen mayor de manejo para permitir, incluso, que Yuleine pueda asumir los costos de producción de su película.  Cosa que no sucedería si se decide a intervenirlos y a trabajar la propuesta con actores reconocidos.

Del manejo y de las condicionantes creativas que implican esta decisión  y que, en lado y lado, se asumen como anécdotas de recorrido casi siempre quejumbrosas, habrá que decir que cualquiera de las decisiones que se toman en un proyecto audiovisual traen consigo cargas de una u otra especie, si no, ¿dígame el peso recurrente de traer a un actor reconocido a una producción en la que el director es un ilustre desconocido y en las más de las veces no tan ilustre? 

Lo de la mezcla de géneros es algo que tiene más de ancho y no se pude soslayar,  el hecho de traer decorados locales, experiencias locales, etcéteras locales... convierte a una ficción en documental?, luego ¿no es el imperativo del creador de ficciones recrear  realidades?, ¿no lo es el de cualquier creador?, en alguna parte leí sobre el proceso de creación de las más extrañas máscaras de alguna de las tantas sagas de "La Guerra de las Galaxias", el resumen decía que las vistas aumentadas de insectos y animales eran el germen de los resultantes visuales de los visitantes de otros mundos. 

Crear, como diría la canción, en las calles y en las plazas, en los cuartitos azules y verdes, de día y de noche, con acierto y sin el es el imperativo, las etiquetas, las terribles etiquetas, debe ser tarea de otros, críticos quizá, teóricos casi siempre, no del creador.