lunes, 30 de agosto de 2010

OTRAS CALLES, LOS MISMOS SUEÑOS

Por estos días recojo los pasos en la nunca bien ponderada ciudad de Bogotá, por invitación de la Comisión Nacional de Televisión asisto al taller "Como desarrollar un producto para el mercado internacional"; hoy  fue el primer día y la experiencia es en verdad interesante. 

Rico compartir luego lo aprendido por estos lados. 

Que bueno ha sido reencontrarse con los amigos de hace tiempo y encontrar sintonías olvidadas, mañana caminaré los espacios de mi siempre querida Universidad Nacional. Buenos recuerdos, además del compromiso de avanzar en lo aprendido.

jueves, 12 de agosto de 2010

ANDINAS CULTURAS

Con el fin de programar mi asistencia, y la de mi familia, a los actos culturales y académicos del Segundo Encuentro de Culturas Andinas, me acerque hasta sus oficinas con el fin de solicitar una programación, pero... oh sorpresa, no solo no existían folletos en el lugar sino que para acceder a uno de ellos debía pagar la suma de cinco mil pesos, algo del todo inusual si se tiene en cuenta que, salvo por el atiborrado indice de actividades, termina por ser un documento digno de olvido: sin color, diseño o algo que estimule la remembranza.

De momento, un tanto desorientado por la falta del instrumento, avizoro un par de eventos a los que me es imprescindible asistir, quizá sean más, o tal vez menos, eso solo se verá luego de que se abran los telones, se apaguen las luces, se dispongan los textos, se corra la voz...

A quienes forman parte de la organización mi voz de aliento, a quienes asistiremos a los actos abrazo fraterno, estoy seguro que, aparte de alguna anotación al margen de la bitácora, el balance final será de crecimiento. 

  
Hago mis votos por el éxito de la empresa y expreso la necesidad de replantearla hacia futuro, de generar espacios de reflexión y creación cultural dignos de muestra, de potenciar la inmensa energía de nuestros creadores, en fin, de trabajar durante el año para poder mostrar en agosto.
  

miércoles, 11 de agosto de 2010

DE AFICIONADOS Y PROFESIONALES

Me ha quedado rondando en la cabeza el breve intercambio de inquietudes que tuviéramos con Alberto Vega hace uno días sobre nuestra (posible) condición de aficionados en el ejercicio de la producción de audiovisuales. De ahí que, a riesgo de parecer anacrónico, citaré las definiciones que trae el Diccionario de la Real Academia Española con el fin de dilucidar, si no empantanar, esta interesante disyuntiva.

Aficionado es quien cultiva o practica, sin ser profesional, un arte, oficio, ciencia, deporte, etc., mientras que profesional sería la persona que ejerce una profesión; practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, de la cual vive; o que ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación; en donde profesión es el empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución.   

De acuerdo a los trasncriptos anteriores podríamos deducir que hasta tanto no nos dediquemos en forma exclusiva al ejercicio de la realización cinematográfica no alcanzaremos el honor de ser calificados como profesionales, cosa harto difícil si se tiene en cuenta que el ejercicio de vivir exige de cada uno de nosotros contribuciones al sistema, el capitalista y el digestivo, a fin de permanecer como una opción, aficionada o profesional, sobre la faz de la tierra y que, todos lo sabemos, la cinematografía regional más que sustento deja deudas en nuestros bolsillos.   

Claro que a  los lectores perspicaces no se les habrá escapado la acepción final de la palabreja, la que define como profesional a quien ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación, sitio común, a la mar de subjetivo, que en el arte suele ser calificado las más de las veces tardíamente, pues el ejercicio de artistas en verdad innovadores ha sido tildado durante largas etapas y muchas veces en el transcurso de vidas y de siglos, como deficiente para luego ser descubierto por críticos, esos si profesionales, como sustantivo e imprescindible.


Demos la vuelta y empecemos de nuevo... si profesión es la facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución, de donde el ejercicio de la misma nos daría la calidad de ser profesionales... yo mismo ejerzo un oficio distinto al que aprendí en mi cara Universidad Nacional como medio de sustento, es decir soy un profesional de... 

Vaya la cosa, ahora entiendo porque don Otoniel es un profesional del rebusque,  pues no solo ejerce el rebusque sino que pervive de el. Solo que a diferencia de él muchos de los que ejercemos la cinematografía no somos profesionales de ella, a duras penas podríamos serlo del rebusque, pero dudo que a Beto, o a mi, nos interese ese calificativo.

Aun queda mucha tela por cortar pero... por hoy me retiro a devengar, a ejercer la profesión que me deja el sustento y me da la posibilidad de, en mis noches libes y en los días de asueto, cuando no estoy muy cansado del ejercicio de esa profesión adquirida por la necesidad, ejercer esa afición (definida por la RAE como "ese prendimiento de algo") por la cual pervivo.

jueves, 5 de agosto de 2010

PALABRAS AL VIENTO

Los vientos de agosto nos llegan con la nostalgia de las cometas que volaron,  de los enredos de hilos y cordeles, con las colas multicolores meciéndose al aire, recortadas sobre el azul con indolencia de alboroto infantil.  

También nos traen  un nuevo encuentro de culturas andinas, en el que han hecho espacio para el teatro, la danza y el cine, entre tantos otras manifestaciones  culturales, conformando un revoltijo de expresiones cuyo sentido, el del revoltijo en fechas tan cercanas, me es difícil de asumir como acertado.   

¿No será mejor dotar a  cada manifestación  de nuestra cultura de un espacio adecuado en tiempo y lugar, además de recursos, que le permitan crecer antes que asumir la pretensión ilusa de mostrar per se y para que?.

¿No será mejor entender que es preciso crear antes que mostrar y reflexionar sobre lo hecho antes que presumir de un movimiento cultural que crece al garete ante la ausencia de apoyo institucional?.

No es que crea que  los festivales de cine, o de cualquier otra naturaleza, no deban hacerse, no, por el contrario, los considero vitales para la reflexión y la puesta en punto de un movimiento cultural que está y debe considerarse en globalidad, Lo que pasa es que  el someterlos a la prisa de un encuentro ajeno, incluirlos en carteleras rimbombantes y en horarios extraños para quienes trabajamos la misma cultura, el hacerlos parte de una mezcla mediática desdice de su naturaleza.      

Me queda la sensación de estar frente a una de aquellas vitrinas de tienda oscura, de rejilla, en la que se vende de todo, sin que nada de lo ofrecido llegue a interesar al comprador, que no decide compra, ni nada.


Quizá sea mejor quedarse en el tradicional juego de agosto, robando al cielo un trozo de libertad y contagiándose con la risa de los niños, en tanto el impulso de esa mancha de color pide más y más cuerda...